"El dios que fracasó. Conversión (ideológica) y apostasía entre los intelectuales hispanoamericanos de la guerra civil española: Octavio Paz, Eudocio Ravines", por Niall Binns

En 1950, la “guerra fría cultural” se inauguró en Inglaterra con la publicación de The God that Failed (El Dios que Fracasó), una recopilación de testimonios de seis intelectuales que hablaban de su militancia comunista –o su experiencia como “compañeros de viaje” del comunismo– en términos de fe y apostasía. La guerra civil española fue un hito central en la narración de cuatro de esos intelectuales. Este artículo examina las narraciones autobiográficas de Octavio Paz y Eudocio Ravines, que viajaron a España durante la guerra civil, como manifestaciones hispanoamericanas de esa misma experiencia cuasi religiosa del comunismo.


Situémonos, para empezar, en el año 1950. Más de una década ha pasado desde el fin de la guerra civil española, cinco años desde el fin de la guerra mundial, y ya se están afianzando los grandes bloques de la Guerra Fría. La alianza victoriosa se ha quebrado totalmente. La Doctrina Truman de 1947 prometió apoyo estadounidense a todos los que luchaban contra el comunismo y, en el mismo año, el Plan Marshall inició su financiación para la reconstrucción de la Europa occidental con la intención manifiesta de sostener unas democracias económica y socialmente devastadas. En 1948 la Unión Soviética orquestó un golpe de estado en Checoslovaquia y cortó las rutas terrestres a Berlín occidental; el año siguiente, hizo estallar su primera bomba atómica. También en 1949, Mao Zedong estableció la República Popular de China. En febrero de 1950, el senador Joseph McCarthy declaró que conocía a más de doscientos comunistas en el Departamento de Estado. Cuatro meses más tarde, comenzó la Guerra de Corea. Pero estamos en los comienzos no sólo de la Guerra Fría, sino también de lo que Frances Stonor Saunders ha llamado la “guerra fría cultural”: desde la Unión Soviética se pretendía fortalecer los partidos comunistas del campo capitalista y blindar los países de su órbita; desde Occidente se luchaba por desactivar la ilusión que seguía suscitando Stalin en los países democráticos diezmados por la guerra. Desde sus primeros años, la Unión Soviética había concedido gran importancia al control y la promoción de las artes, y a comienzos de los años treinta, cuando los gerifaltes culturales empezaban a propugnar el realismo socialista, Stalin llegó a ensalzar a los escritores como “ingenieros del alma”; en cambio, fue sólo ahora, a mediados de siglo, cuando la recientemente constituida Agencia Central de Inteligencia (CIA) comenzó a buscar formas de promover entre bastidores un arte “libre”, abiertamente opuesto al comunismo.

Richard Crossman
El libro inaugural de esta nueva política cultural es The God that Failed (El Dios que Fracasó), una colección de testimonios de seis antiguos comunistas o “compañeros de viaje” que relataban la experiencia de su militancia en los términos religiosos de conversión, fe, crisis de fe y apostasía. Publicado en Londres a comienzos de 1950, este libro fue, en palabras de David Engerman, “la autobiografía colectiva de una generación”, o bien, “un primer disparo en la Guerra Fría cultural”, y llegó a ser traducido a dieciséis idiomas y a vender más de 160 mil ejemplares en sus primeros cuatro años. Según el prologuista y compilador, el laborista inglés Richard Crossman, para esos seis “conversos comunistas”, tanto para los “iniciados” –Arthur Koestler, Ignazio Silone y Richard Wright– como para los “adoradores desde 
Arthur Koestler
Ignazio Silone
Richard Wright
la distancia” –André Gide, Louis Fischer y Stephen Spender–, la desesperanza que sentían, la soledad y la conciencia cristiana (sobre todo, católica) fueron motivos fundamentales para su conversión al comunismo y para su aceptación de esos sacrificios materiales y espirituales exigidos al converso: la renuncia a la libertad de opinión, la entrega de cuerpo y alma al “altar de la revolución mundial”, el acatamiento de los dogmas de la “ley canónica del Kremlin” y la obediencia ciega a los jerarcas del Partido. Sin embargo, la toma de conciencia respecto a las condiciones reales de la Unión Soviética llevaría a cada uno, 
André Gide
Louis Fischer
Stephen Spender
inexorablemente, a una creciente desilusión, a conflictos de conciencia, a críticas cada vez más atrevidas y últimamente a una siempre traumática renuncia a la fe. Para los propósitos de este artículo, me interesan concretamente las alusiones a la guerra de España en esas confesiones políticas; la manera en que se la veía como el canto del cisne de la ilusión del comunismo. (...)


Para seguir leyendo, véase el artículo "Evocación y apropiación de la muerte...", en la revista LETRAL, nº 10 (junio de 2013), páginas 88-104.
Octavio Paz

Eudocio Ravines

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