Hubo ya una
larga tradición de encuestas en las revistas y periódicos de intelectuales
hispanoamericanos, por lo menos desde los tiempos del modernismo. En El Nuevo Mercurio, la revista parisina y
barcelonesa del guatemalteco Enrique Gómez-Carrillo, se publicó en 1907 una
encuesta precisamente sobre el modernismo. La revista argentina Nosotros plantearía en 1913 la pregunta
“¿Poseemos, en efecto, un poema nacional en cuyas estrofas resuena la voz de la
raza?”, y diez años más tarde su encuesta sobre la “nueva generación literaria”
recibiría 36 respuestas, entre ellas la de Borges. Martín Fierro, en su primer año, publicó las respuestas a una
encuesta sobre las
siguientes preguntas: “¿Cree usted en la existencia de una
sensibilidad, de una mentalidad, argentina? En caso afirmativa, ¿cuáles son sus
características?”, y tres años más tarde, en el invierno sureño de 1927,
ofreció varias respuestas a la pregunta “¿Madrid, meridiano intelectual de
Hispano-América?”. La Gaceta Literaria
de Madrid preguntaría, en junio de 1930, “¿Qué es la vanguardia?”, convocando
numerosas críticas al vanguardismo por su falta de sensibilidad social, aunque
Ramón Gómez de la Serna, con su “¡Viva la vanguardia! ¡Viva el vanguardismo!”,
mantenía pura su fe en la pureza del experimentalismo estético. La revista
quiteña Lampadario plantearía su
propia “encuesta de vanguardia” en abril del año siguiente, con la misma
pregunta “¿Qué es la vanguardia?” y con otra sobre la importancia del
“nativismo” en la vanguardia mundial. El tercer número de la revista bonaerense Contra, por su parte, en julio de 1933,
plantearía la pregunta “¿El arte debe estar al servicio del programa social?”.
La guerra
española, con sus exigencias de posicionamiento político e ideológico, resultó
fecunda para el género de la encuesta desde sus inicios. La encuesta más conocida
de la guerra tendría lugar en el Reino Unido y conllevaría a la publicación en
1937 de Authors take Sides on the Spanish
War, con 148 respuestas a las preguntas, sin duda capciosas: “Are you for,
or against, the legal Government and the People of Republican Spain? Are you
for, or against, Franco and Fascism”. Estas preguntas, dirigidas a los
escritores y poetas de Inglaterra, Escocia, Irlanda y Gales, cerraban una
presentación firmada por Louis Aragon, W.H. Auden, José Bergamín, José Richard
Bloch, Nancy Cunard, Brian Howard, Heinrich Mann, Ivor Montagu, Pablo Neruda,
Ramón Sender, Stephen Spender y Tristán Tzara, que recordaba el “martirio” de
Durango y Guernica, la “agonía duradera” de Madrid y Bilbao, y el bombardeo
alemán de Almería. Según los doce firmantes, “es imposible seguir sin tomar
partido”. De ahí el título: Authors take
Sides. La gran mayoría de los intelectuales consultados se declaraban a
favor del gobierno republicano, y de ellos el más memorable, sin duda, era Samuel
Beckett, que respondió mediante una sola palabra, en mayúsculas, con los puntos
de exclamación al comienzo y al final, a la manera española: “¡UPTHEREPUBLIC!”.
De las 148 contribuciones, 16 –entre ellas, las de T.S. Eliot, Ezra Pound y
H.G. Wells– se incluían en la sección “Neutral?”, y solo 5 –entre ellas la de
Evelyn Waugh– en la de “Contra el gobierno”.
En 1938 se publicaría en Estados
Unidos Writers take Sides, un libro
con las respuestas a las mismas dos preguntas. Entre los más de cuatrocientos autores que contestaron, solo una –Gertrude Atherton– se mostró a favor de Franco, mientras que e.e. cummings y Robinson Jeffers se declararon neutrales. De los favorables a la República, se podría destacar
la de Hemingway: “Just like any honest man I am against Franco and fascism in
Spain”.
La revista chilena Zig-Zag, por su parte, publicó los resultados de dos encuestas: “Escritores chilenos opinan sobre la revolución española”, con respuestas de autores como Fernando Santiván, Víctor Domingo Silva, Daniel de la Vega y Raúl Silva Castro (31 de julio de 1936), y “Seis escritoras y una escultora hablan del trágico momento español”, con respuestas de Marta Brunet, Inés Echeverría Bello y María Monvel, entre otras (14 de agosto de 1936).
Durante los
ocho primeros números de su revista Vida
de Hoy, entre octubre de 1936 y mayo de 1937, el ensayista Manuel Ugarte
publicó 44 respuestas a la pregunta “¿Qué piensa Usted de la situación actual
de España?”. Destacaba entre ellas, sin duda, la respuesta de Alfonsina Storni:
(...) Sean cuales
fueran los resultados inmediatos de la contienda, España ya está
definitivamente ganada para la causa que llamamos de justicia y libertad.
Ahogado a monumentos y a verbos, y a
adjetivos, el pueblo español respira mal: un sacudón como el terrible de ahora
lo llamará a una realidad monda de sombras engañadoras.
Ha soñado mucho la grande España y demasiado
tiempo ha vivido al día.
Su individualismo, su regionalismo, serán
puestos a dura prueba y ha de triunfar lo que es propio de toda sociedad
despertada: el ir hacia las cosas medulares y echarse políticamente hacia
formas de gobierno, moderadas o no, de izquierda. (Moviembre de 1936)
Otra encuesta hispanoamericana se fraguó en las páginas del diario guayaquileño El Universo, y contó con las respuestas de cuatro simpatizantes de Franco, que serían reproducidas en 1937 en el libro de Felipe V. Carbo A., Encuesta al margen de la tragedia española. Opiniones y juicios literarios.
El 28 de febrero
de ese año, la revista habanera Bohemia
publicó una “Boleta de las Simpatías en la Guerra de España” pidiendo a los
lectores que marcara con una cruz si sus simpatías personales estaban por los “LEALES (defensores
del Gobierno)” o los “REBELDES, partidarios de Franco”, y que enviaran también
sus opiniones sobre el conflicto. Los editores no preveían la respuesta masiva –más
de cinco mil lectores contestaron– que tendría esta encuesta. Seguirían publicando
las opiniones, bajo el título “De la gran tragedia española. Lo que nuestros
lectores opiniones”, semana tras semana durante el resto del año.
Por último, habría que destacar la encuesta
enviada por el Comité Iberoamericano de París a intelectuales, escritores y
artistas de Hispanoamérica, con la intención de reunir las respuestas en un
folleto parecido a los publicados en Inglaterra y Estados Unidos. En agosto de
1938, Félix Pita Rodríguez, secretario de prensa y propaganda del Comité, mandó
una carta a distintas revistas e intelectuales, pidiendo respuestas en una
cuartilla escrita a máquina, a un solo espacio, y que las contestaciones se
remitieran a la dirección del boletín Nuestra
España, pero es evidente que la guerra terminó demasiado pronto para que se
pudiera publicar el folleto. Las preguntas de la encuesta fueron las
siguientes:
¿Cuál es su posición
frente a la guerra de España?
Si ésta usted al lado de la República, ¿por qué?
Si está usted al lado de los rebeldes, ¿por qué?
¿Qué significación tendría para América el triunfo republicano?
¿Qué significación tendría para América el triunfo fascista?
¿Qué porcentaje aproximado del pueblo de su país cree usted simpatiza con la República? ¿Qué porcentaje con Franco?
¿Cómo define y califica usted la guerra española?
La revista
costarricense Repertorio Americano
publicó estas preguntas junto a lo que llamaban “La primera respuesta” (es
posible que haya sido la primera y la última), por parte del narrador cubano
Enrique Labrador Ruiz. “No hay más que una posición para el hombre de honor
ante la guerra de España”, afirmaba este desde el inicio; el “hecho” de la
invasión extranjera, de la crueldad de los moros y de la utilización de España
“como un campo de experimento de armas e ideas mortíferas” era algo
indiscutible, que no necesitaba –según el cubano– ninguna explicación. A fin de
cuentas, “¡España arrasada es de todos los hombres con conciencia! ¡España
herida es de todos los hombres dignos! ¡Nuestro su dolor hasta la entraña!”. En
cuanto al porcentaje de cubanos a favor y en contra de la República, la
respuesta de Labrador Ruiz fue hiperbólica tanto en su cálculo como en la
indignación que irradiaba:
El pueblo de Cuba es antifascista netamente. Tenemos una buena
representación cubana en los frentes de batalla; algunos héroes; algunos
caídos. Y también, como es natural, dentro de nuestra propia casa, paniaguados,
aprovechados y desvergonzados de todas épocas que adoran a Franco y comparsa.
¡Nuestro salivazo de
desprecio en pleno rostro! (3 diciembre 1938)
(Una versión de esta entrada formó parte del artículo de Niall Binns, “Los géneros del compromiso. Intelectuales hispanoamericanos y la guerra civil española”, publicado en 2013 en el Ebook: Alejandro Paredes, Diego Niemetz y Amor Hernández Peñaloza, eds., Actas del I Congreso Internacional “Nuevos Horizontes de Iberoamérica”)
(Una versión de esta entrada formó parte del artículo de Niall Binns, “Los géneros del compromiso. Intelectuales hispanoamericanos y la guerra civil española”, publicado en 2013 en el Ebook: Alejandro Paredes, Diego Niemetz y Amor Hernández Peñaloza, eds., Actas del I Congreso Internacional “Nuevos Horizontes de Iberoamérica”)
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