"La Pasionaria". Stalin Alvear, presentación en Loja del libro "Ecuador y la guerra civil española. La voz de los intelectuales"
El 14 de octubre de 2013, en la Casa de la Cultura Benjamín Carrión de Loja, Ecuador, los escritores Félix Paladines (director de la Casa), Stalin Alvear y Yovany Salazar Estrada presentaron el primer libro de la colección "Hispanoamérica y la guerra civil española", publicada por Calambur: Ecuador y la guerra civil española. La voz de los intelectuales. Se reproduce, a continuación, "La Pasionaria", el texto leído ese día por el novelista y ensayista Stalin Lenin Alvear, ex presidente nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, autor de dos libros de memorias titulados Antes que me olvide (1995) y Tu casa, nuestra casa (2011). Su última novela, sobre la inmigración ecuatoriana en España, se titula Trashumantes en busca de otra vida (2012).
Los nombres de una persona implican fascinación por algún ídolo, intimidad,
cepa, duración, fidelidades familiares e ideológicas, sangre, tributo.
Equivalencia de lo que es una raíz para la tierra.
Matricularse en el primer
curso del colegio Bernardo Valdivieso, no era cualquier cosa. Por el ancestro
de dicho establecimiento, por la refrendación personal de Simón Bolívar para su
fundación y, luego, porque uno podía sentirse un hombre hecho y derecho.
Acceder a él era para deslumbrar.
Al salir de esa gestión y
caminando con mi papá por una vieja vereda, me animé a decirle que, dejando uno
de los nombres de los líderes comunistas, debió ponerme Stalin nomás, a lo que
asentando su mano en mi cabeza, comentó sonreído: “Te puse también Lenin por si
acaso te me aflojes cuando seas grande”. Sin saber de las complicaciones que
experimenté con las dictaduras de 1963 y del 70, aparte de que mis nombres
contribuían a no conseguir trabajo.
Por llamarse Pasionaria una de mis hermanas, y al
tener yo nueve o diez años, oía en mi niñez cómo papá y mamá –a pesar de que ya
no fue ayer– conversaban apenados sobre la derrota de la República en la guerra
civil española.
Siendo adolescente y en la
biblioteca del colegio, averigüé algo sobre la vida de Dolores Ibarrurí,
conocida en España y en el mundo como La
Pasionaria, heroína y líder de esa trágica contienda.
Al cursar como estudiante en
la Universidad de Loja, durante el tiempo que Mario Jaramillo regentaba el
funcionamiento y la orientación del Teatro Bolívar, pude ver un largometraje
estremecedor. Morir en Madrid, creo
que se llamaba. Era, en el fondo, el discurso de bienvenida que ofreció La Pasionaria a los brigadistas internacionales que,
procediendo de todo el mundo se unieron como soldados a la causa republicana,
que fue la causa de la izquierda mundial. Las canciones de los milicianos, las
marchas, las consignas, las escenas heroicas, los bombardeos, le daban al
documental una fuerza conmovedora.
Niall Binns, poeta e
historiador nacido en Inglaterra y radicado en Madrid como profesor de la
Universidad Complutense, estuvo en Loja en el 2011. Ahí nos contó a Paulina
Jaramillo y a mi que, luego de una larga investigación estaba por publicar un
libro acerca del papel de los intelectuales ecuatorianos en esa frustrante y
desigual contienda.
Por curiosidades
bibliográficas, por mis padres, por mi militancia izquierdista y hasta por la
edad, he vivido al tanto de lo que ocurrió en España a partir de 1936. Pero
jamás como ahora que, Niall Binns, nos entrega un libro extraordinario: “Ecuador y la guerra civil española. La voz
de los intelectuales”. Quizá la investigación más profunda, prolija y bien
escrita que se conozca sobre este acontecimiento doloroso.
Por esas razones que aludo, he
conocido algo de esta tragedia, pero al revisar con avidez el índice de la
intelectualidad ecuatoriana constante en la obra, me sorprendió ver los nombres
de Pablo Palacio y de Manuel Agustín Aguirre, de quienes, aunque lo presumiera,
no he tenido la oportunidad de saber algo concreto sobre su solidaridad con la
república española.
Me encanta la reducción con la
que Niall empieza un compendio sobre la trayectoria de Manuel Agustín Aguirre,
grandioso lojano al que hasta nosotros –y no solo el sistema– lo hemos
olvidado. Sí me disculpan la inmodestia, en mi caso, un poquito menos por él
haberme honrado con su amistad y por lo que cuento en Breve tributo a cuatro revolucionarios, pequeño ensayo que se
publicará en la revista Suridea de la
CCE de Loja.
Aguirre leyó El Capital de Marx a los dieciséis años y desde mediados de los años veinte empezó a militar en el socialismo iniciando una vida dedicada a la política, durante la cual ejerció durante largos años el papel de Secretario General del Partido Socialista Ecuatoriano, viajó extensamente (a Chile, para la II Conferencia de partidos socialistas y populares, en 1946; a Cuba, por primera vez en 1959; a China, en 1965, y a la Unión Soviética en 1980), y conoció la clandestinidad, el secuestro (ocho días “desaparecido” en 1946, gracias al ministro de Gobierno Carlos Guevara Moreno), el exilio y hasta las cárceles franquistas: al pasar por Madrid en su camino desde Pekín a La Habana, fue detenido por la policía secreta franquista y mantenido en una mazmorra, desnudo y sin comer, durante cinco días.
Paso seguido, Niall Binns hurga la vida poética, sindical, académica y revolucionaria del autor de Pies desnudos. El historiador reproduce
el poema de Aguirre “España de los trabajadores” publicado en 1938. “Nos duele
tu dolor y la traición amarga...”, dice en uno de los versos. También retrotrae
el discurso pronunciado e improvisado por Aguirre Ríos, en 1938, y editado Por la España Leal.
De Pablo Palacio, también
recorre su vida, su genialidad, su tragedia, su innovación trascendente, su
postura ideológica y política, su solidaridad con España. Así como la de Manuel
Agustín Aguirre, la semblanza que Niall le dedica a Pablo Palacio es formidable.
Su principal soporte es Benjamín Carrión, de quien extrae lo siguiente: “Sin
hipérbole alguna considero a Palacio el más importante y el más original de los
escritores contemporáneos del Ecuador. Se ha tratado de emparentarlo con
Proust, con Joyce y aún con Kafka. Lo cierto es que, en medio de una literatura
acentuadamente regional, Palacio asume características inconfundiblemente
universales”.
La crítica de Joaquín Gallegos
Lara, a una de las novelas de Palacio –sin corresponder a la clarividencia del
gran ideólogo– desencadenó una polémica entre dos lumbreras de la inteligencia
humana. En la carta que le dirige don Pablo a Carlos Manuel Espinosa, las
palabras –sin una gota de grasa–, alimentándose de migas lo homenajean al
contenido, a la esencia, o al condumio como dice nuestra gente.
Nunca, en tan pocas líneas, el
colofón a una discrepancia fue más sabio y contundente, que en esa misiva. La
carta, si se la puede llamar así, Niall la transcribe parcialmente. Junto a
ella, el discurso de Palacio recogido Por
la España Leal, en 1938.
Solo tres líneas rescato de lo
dicho en su alocución por el malogrado visionario: “...Es la causa de la
libertad mundial la causa de España porque en el momento presente ya no se
combate una rebelión interna sino una guerra de invasión extranjera...”.
Como amigo y como lojano, me
sobrecoge la bondadosa y simpatiquísima presencia de Niall Binns, historiador y
poeta de grandes alcances y magnitudes y, sin embargo, dueño de una sempiterna
sencillez.
Stalin Alvear
Loja, octubre 2013
Justo la Guerra Civil Espaniola, es la replica mestiza de nuestra identidad hispanica pese a la generosa aportancia indigena. Esa guerra conmovio a todos los intelectuales del mundo, ninio aun cantaba las canciones republicanas....
ResponderEliminar