"'Mujer de terciopelos y armaduras': la mujer nueva y La Pasionaria en la literatura chilena sobre la guerra civil española", por Matías Barchino

Este artículo analiza el impacto que la figura de la mujer española y sobre todo de Dolores Ibárruri, La Pasionaria, tuvieron en la literatura escrita en Chile durante el periodo de la guerra civil española (1936-1939). El artículo presta una atención especial a la revista "La Mujer Nueva" y examina la intensa producción de escritoras chilenas –y de algunos escritores– sobre la guerra civil en revistas y otras publicaciones de la época.

Mujer de tierra firme y cielos hinchados de optimismo
Mujer de terciopelos y armaduras
Naciendo en cada ensueño visible en toda herida
Cruzada de palomas y de truenos
Vicente Huidobro, "Pasionaria"

Dolores Ibárruri, "La Pasionaria"

Vicente Huidobro
(Fundación Vicente Huidobro)


















Desde su puesto en la Biblioteca del Congreso de Washington el hispanista chileno Francisco Aguilera escribió un poema en el que se fijaba en uno de los aspectos más llamativos que la guerra de España proyectaba hacia el exterior: el papel destacado que las mujeres tuvieron en la defensa armada de la República tras el levantamiento militar de julio de 1936. No sin cierta ironía gramatical, recomendaba a la Academia de la Lengua que tomase buena nota de un nuevo vocablo para el diccionario surgido de la guerra de España, la palabra "milicianas", en femenino plural:

La gramática nos enseña
que el plural masculino de ciertos nombres
bien puede comprender personas de ambos sexos.
Reyes, por ejemplo, puede ser rey y reina,
o monarcas hermafroditas.
Pero desde que en el frente de Madrid,
así como en Oviedo y Cataluña,
las mujeres han peleado como leonas,
junto a sus padres, maridos, novios, hermanos,
o simplemente camaradas;
desde que Dolores Ibárruri
actuó en primera fila
en el ataque al cuartel de la Montaña,
y reclutó legiones de mujeres
entre las casas incendiadas de Madrid;
desde que Caridad Mercader
se cubrió de condecoraciones
estampadas en los pliegues de sus heridas;
desde que Lina Odena
se echó a campo traviesa
para darse un abrazo con la muerte;
desde que las hijas de Eva
hicieron justicia con sus propias manos
para arreglar cuentas
con los Caínes de España;
desde entonces no es posible
referirse a los defensores y los mártires
de la libertad ibérica,
sin usar, junto al nombre masculino,
la voz,
blanca como un seno maternal
y enérgica como un toque de diana al romper el día,
la voz de un diccionario nuevo:
¡milicianas!

Lina Odena
"Tome nota la Academia" –publicado en Repertorio Americano de Costa Rica, una de las revistas hispanoamericanas más importantes de la época, en la que aparecieron numerosas colaboraciones sobre la guerra de España– señala algunos de los nombres de mujer que quedarán inmortalizados por la guerra civil española: las militantes comunistas Caridad Mercader, Lina Odena y, sobre todas, Dolores Ibárruri. Las tres fueron, junto a otras muchas, las nuevas heroínas del pueblo, la representación de la nueva mujer española, y constituirán desde entonces referencias continuas en los textos escritos sobre la guerra de España con esa mezcla "maternal y enérgica" que señala Aguilera.


El impacto ideológico que tuvo la guerra española fue inmenso, por el enfrentamiento de las fuerzas progresistas y revolucionarias con el mundo conservador aliado entonces con los movimientos fascistas y nazis, y tuvo un correlato importante en los medios de comunicación, el arte y la literatura. En Hispanoamérica esta guerra se vivió con especial intensidad y en muchas de las capitales y ciudades se formaron dos bandos que animaron a cada uno de los contendientes y organizaron todo tipo de actividades a favor de la causa republicana o de la nacional, en las que los escritores e intelectuales locales tuvieron un importante papel. La guerra de España se vivió en Chile, como en otros sitios de América, como una guerra civil interna, amplificada por la situación política interior y concretamente por la formación del Frente Popular chileno, émulo del Frente Popular español, que llevaría al poder en diciembre de 1938 –en plena contienda– al presidente Pedro Aguirre Cerda. Tanto en Chile –donde Pablo Neruda y otros intelectuales fundaron la Alianza de Intelectuales para la Defensa de la Cultura de Chile, a imagen de la Alianza presidida en España por José Bergamín– como en otros puntos de América se generó una gran cantidad de material escrito y audiovisual sobre la guerra de España, que se está rescatando poco a poco de archivos, bibliotecas y hemerotecas, lo que nos proporciona una perspectiva rica y variada de la participación del mundo intelectual americano en el conflicto. Muchos de estos escritos sobre España son tan conocidos como las obras que Pablo Neruda o César Vallejo dedicaron a la guerra, que significaron un cambio cualitativo en la estética de la poesía política hispanoamericana del siglo XX; pero la gran mayoría de las aportaciones menos conocidas fueron crónicas o artículos de opinión sin vocación de trascender o poemas de una retórica épica muchas veces trasnochada. Más allá de los nombres o de la calidad de sus escritos, el conflicto español se trasladó de forma obsesiva a la mente y a la obra de creadores de todo el mundo, algunos de los cuales vinieron a España atraídos como por una llamada y, especialmente, llegó a cientos de escritores hispanoamericanos que acusaron intensamente el impacto de la guerra y lo reflejaron en sus obras.

La faceta femenina de la guerra española que señala Aguilera no pasó desapercibida para la sociedad chilena y para sus intelectuales y creadores de opinión. Encontramos numerosos textos, artículos y poemas, en los que la mujer es la protagonista del discurso sobre el conflicto. La mirada de las escritoras chilenas potenció esta perspectiva femenina, que se iría enriqueciendo con figuras tan importantes como la de Gabriela Mistral, la más conocida de ellas, pero también con escritoras y periodistas como Olga Acevedo, María Cristina Menares, Winétt de Rokha, Elena Caffarena, Marta Brunet y Laura Rodig, entre otras. El protagonismo de la mujer en la guerra civil conmovió a numerosas intelectuales de Chile, un país lejano geográficamente pero en ese momento muy cercano en sus planteamientos políticos y con grandes vínculos con España.  (...)

Para seguir leyendo, véase el artículo "Mujer de terciopelos y armaduras...", en la revista LETRAL, nº 10 (junio de 2013)

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