Chile y la guerra civil española. La voz de los intelectuales (edición de Matías Barchino y Jesús Cano Reyes)
(Inicio de la introducción "Los intelectuales chilenos y la guerra civil española", por Matías Barchino)
Setenta y cinco años más tarde, aún podemos sentir la intensidad retórica y emocional del discurso. Recuperar estas palabras de Neruda y las de tantos escritores chilenos que sintieron como suya –aun desde la lejanía americana– la guerra civil española y que dejaron el testimonio de su conmoción en textos a menudo olvidados o perdidos en folletos, revistas y periódicos, ha sido uno de los objetivos principales de la larga investigación que culmina en este libro.
El 13 de octubre
de 1938 se celebró en el Teatro-Circo Caupolicán de Santiago una gala benéfica
en conmemoración del séptimo aniversario de la proclamación de la República
Española. Como en tantos actos de propaganda en torno a la guerra civil
española, el teatro se llenó de un público enfervorizado. La gala estuvo
organizada por el Directorio de Sociedades Republicanas Españolas y el Comité
Chileno Pro-Ayuda a España de Santiago, dos de las organizaciones que durante
la guerra apoyaron, con un despliegue constante de actividades, al gobierno
republicano. Hubo
espectáculos musicales y de entretenimiento en la velada: actuaron el Orfeón
Catalán, el “mago de la guitarra” Albor Maruenda y el virtuoso violinista
Víctor Tevah, así como la bailarina Soledad Miralles, “heredera
de Antonia Mercé”. Intervinieron, por otra parte, oradores de diversos países
latinoamericanos, entre ellos el peruano Luis Alberto Sánchez, el profesor
boliviano José Antonio Arze, el diputado venezolano Juan Oropesa y el coronel Luis
Larrea Alba, vicepresidente del Ecuador. No pudo asistir por enfermedad el
embajador de la República en Chile, Rodrigo Soriano.
Sin embargo, la intervención estelar
estuvo a cargo del poeta Pablo Neruda, que había llegado de España en octubre
del año anterior y había fundado al mes siguiente la Alianza de Intelectuales
para la Defensa de la Cultura de Chile, a imagen y semejanza de la Alianza del
mismo nombre que coordinaban en España José Bergamín, Rafael Alberti y María
Teresa León.
La intervención de Neruda resultó particularmente impactante, según
se relata en un folleto editado algunos días más tarde, América con España: “el primer poeta chileno dio la nota final de
emoción, al encuadrar, con la filmación de unos bombardeos sobre Madrid y
Barcelona, sus impresiones personales, con una fuerza de emotividad tal que
arrancó frases de dolor y rabia a la concurrencia: ‘¡No nos podemos contener!’,
gritaban los espectadores, ante la evidencia de la brutalidad fascista que
desfilaba ante sus ojos, y las palabras del poeta iban directamente no a sus
oídos sino a su corazón”. Esas palabras de Neruda, que intercalaba en su intervención
versos de su libro España en el corazón,
junto a las
imágenes espeluznantes de los bombardeos sobre Madrid y Barcelona,
conformaron
un dramático espectáculo audiovisual:
Os he descrito
en mis palabras, chilenos que me escucháis, el paso y el vuelo de la muerte
sobre España. Mis palabras han sido y continuarán siéndolo una sola ola, un
solo huracán de protesta, y esta protesta mía, que es la misma protesta de
todas las conciencias de América y del mundo, no la llevo, no la llevamos a la
altura donde viven y vegetan los privilegiados escasos de nuestra clase
gobernante, nuestra protesta y nuestro testimonio lo traemos aquí, los que creemos
en el pueblo como soberano único y decisivo, como juez de corazón inmenso ante
las desdichas de la humanidad (América
con España, p. 2).
Setenta y cinco años más tarde, aún podemos sentir la intensidad retórica y emocional del discurso. Recuperar estas palabras de Neruda y las de tantos escritores chilenos que sintieron como suya –aun desde la lejanía americana– la guerra civil española y que dejaron el testimonio de su conmoción en textos a menudo olvidados o perdidos en folletos, revistas y periódicos, ha sido uno de los objetivos principales de la larga investigación que culmina en este libro.
Actos de este tipo,
organizados por grupos de apoyo creados por los simpatizantes de ambos bandos,
se reiteraban en las principales ciudades de Chile durante los casi tres años
de guerra civil y fueron difundidos detalladamente por los medios de
comunicación de la época. (...)
Comentarios
Publicar un comentario