Puertorriqueños en la Guerra Civil Española

Luis A. Ferrao, Puertorriqueños en la Guerra Civil Española. Prensa y testimonios 1936-1939, San Juan, Editorial Universitaria de Puerto Rico, 2009

Como otros países hispanoamericanos, Puerto Rico experimentó la guerra civil española como si fuese en carne propia. El libro de Luis A. Ferrao examina el impacto del conflicto en la prensa puertorriqueña. A partir de julio de 1936, esta “se volcó completamente hacia los acontecimientos de la Península convirtiendo a España en la gran noticia de los siguientes años. Muchos de los incidentes locales, o incluso de la relación entre Puerto Rico y los Estados Unidos, quedaron relegados a un segundo plano”.

El libro consiste en un ponderado estudio sobre el tratamiento de la guerra civil en la prensa puertorriqueña de la época, tanto en los seis grandes diarios –La Correspondencia, La Democracia, El Día, El Imparcial, El Mundo y El País– como en revistas creadas expresamente para apoyar a la República (Verdades y Alerta, órgano del Frente Popular en Puerto Rico) y en la publicación falangista Avance. Ferrao dedica un capítulo al impacto que tuvo en la prensa el asesinato de Lorca y otro a investigar los intentos por parte del poderoso empresariado español de la isla de presionar a los periódicos para que favorecieran a Franco. Señala que en la revista Avance la lista de anunciantes “se lee como una auténtica guía comercial de las firmas más importantes de Puerto Rico en la década de 1930” y reflexiona al respecto: “¿Hasta qué punto el anunciarse en Avance implicaba por parte de las empresas cuando menos un grado de simpatía hacia lo que dicha revista representaba? El contenido de esta revista era claramente político y doctrinario, cargado de propaganda a favor, no sólo de la Falange, sino del fascismo europeo y el Japón imperial, con constantes comentarios antisemitas y antidemocráticos. Resulta difícil aceptar que aquellos que la patrocinaban fueran indiferentes al mensaje que la misma transmitía”.

El libro termina con una veintena de testimonios de la guerra, algunos recogidos por los periodistas en el mismo muelle de desembarque. Varios de los testimonios corresponden a estudiantes que se incorporaron a la lucha del ejército republicano, pero la mayoría de los entrevistados eran veraneantes de la elite isleña, que quedaron espantados por la violencia, por la quema de las iglesias y por el igualitarismo de la zona roja: “Madrid tiene un aspecto horrible. Al principio de la guerra la situación allí era amenazante. Uno salía a la calle y todo el mundo le tuteaba. Se veía uno obligado a decir ‘Salud camarada’ y saludar con el puño cerrado en alto, de lo contrario se exponía a pasar un mal rato”.

Particularmente interesante es el testimonio de María Mercedes Martí, que formaba parte de un grupo de más de cuarenta maestras puertorriqueñas hospedadas en el Hotel Regina de Barcelona. Ellas también –en sus paseos por la ciudad– se vieron obligadas a levantar las maños con el puño cerrado, fueron testigos de iglesias incendiadas y de momias sacadas de conventos y expuestas en plena calle, y vieron con sus propios ojos un acto de sanguinario anticlericalismo: un zapatero mató a un curo y “después de su crimen muy tranquilo dijo que de la piel del cura iba a fabricar unas zapatillas”. Dentro de este clima de horror, hubo también un toque de alegría para las maestras: en el Hotel Regina se encontraron con Jacinto Benavente, que “nos dedicó un pensamiento a cada una de nosotros en nuestros álbumes”. Vieron como salía a la calle vestido de alpargatas y sin corbata: “Nos decía que tenía que andar como un plebeyo para evitar cualquier ataque. Nos daba pena ver a un hombre de la talla de Benavente vestir en aquella forma... pero no había más remedio”.

Este es el primer estudio significativo sobre el impacto de la guerra civil española en Puerto Rico; una obra pionera, de gran interés.