4 meses de guerra civil en Madrid se publica a su regreso a Chile y constituye un documento urgente para explicar la guerra a sus compatriotas. Alterna la descripción de los aviones bombardeando la ciudad o las incautaciones con la reflexión sobre el desarrollo del conflicto, el papel de los intelectuales o el recuerdo de Lorca. Aunque Délano confiesa escribir desde “la simpatía de un escritor libre a la justicia que representa la gesta del pueblo español agrupado en torno de su legítimo Gobierno” y se posiciona claramente a favor de la República, no encontrará el lector grandes fanatismos ni exaltaciones, sino un testimonio contenido de la guerra desde la mirada de un escritor chileno al que azarosamente los caminos condujeron a la ciudad doliente. Quizá lo más interesante del libro sea el hecho de que el yo que desfila por estas páginas es mucho más transparente que en otros relatos de este tipo. Con frecuencia relatará lo visto o escuchado y raramente se erigirá como protagonista.
Por otra parte, Sobre todo Madrid es una reconstrucción muy posterior de los años vividos en la capital. Los últimos capítulos están dedicados de nuevo a la guerra, pero en este caso resulta mucho más interesante la impagable descripción de la vida literaria del Madrid de la preguerra. Gracias a su trabajo en el Consulado de Chile revela numerosas anécdotas sobre Gabriela Mistral y Pablo Neruda, con quienes compartía el día a día; especialmente la primera será el objeto de todo su cariño y gratitud. Sin embargo, el repertorio de figuras rememoradas por la pluma nostálgica de Délano es verdaderamente asombroso: Augusto d’Halmar, Pedro Salinas, García Lorca, Miguel Hernández, Morla Lynch, Unamuno, León Felipe, Gómez de la Serna o Acario Cotapos son algunos de los personajes que protagonizaron el Madrid del escritor. A este respecto, se puede apreciar cómo el transcurso de los años va erosionando y modificando la percepción de los hechos y personas: si en el relato sobre Unamuno de 1937 primaba negativamente la censura de sus contradicciones políticas, en 1970 está muy por encima la admiración sincera por el intelectual.
“Un frío día de finales de noviembre, aprovechando un sitio en un camión que iba a Alicante, salí de Madrid. Cuando corríamos por la avenida Albufera para tomar la carretera de Valencia, miraba intensamente las calles, las casas, la gente, a los niños, con la certeza de que habrían de pasar muchos años antes de que pudiera volver a Madrid, la ciudad donde había empezado a madurar para un destino nuevo. Las ciudades son como los ríos: arrastran un caudal que proviene de grandes extensiones desconocidas, un caudal cuyo limo abona el terreno del hombre. Todas las ciudades enseñan cosas. Yo lo he llegado a saber. Cada una de aquellas en que he vivido me dejó algo, un sedimento de calor, una lección de lo que es la existencia humana, de lo que son los hombres frente a la alegría o en presencia de la dureza de la vida. Sobre todo Madrid”.
Ambos libros están disponibles de manera gratuita en la web Memoria Chilena (se puede acceder a ellos desde esta entrada haciendo click en el título resaltado de las obras).
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